miércoles, 7 de julio de 2010

Mi mono amedias y yo

Desde hace mucho, mucho tiempo se ha discutido qué es más importante en determinadas conductas, reacciones, etc. ¿La herencia?, ¿el aprendizaje?. Incluso se han hecho investigaciones con gemelos que se habían criado separados para intentar encontrar una respuesta, una respuesta que no hemos encontrado y que nunca encontraremos desde posturas unicistas.

Incluso os acordaréis del libro o de la película “Los niños del Brasil”, donde un grupo de científicos nazis conseguía clonar varias veces a Hitler e intentaban recrear las condiciones de la infancia del amigo Adolfo, incluyendo la muerte violenta del padre del mismo.

Bueno, lo que sí está claro es que somos una mezcla de factores hereditarios y ambientales (referido a todo el ambiente que rodea a la persona), y aquí volvemos al título de la entrada, “Mi mono a medias y yo”, en casa le decimos mono a mi hijo Álvaro, el pequeño.

El mono es mi clon en lo físico (excepto el pelo) y también en muchas de sus características de personalidad, por suerte para él, es una versión mejorada:

- Tiene más alegría en los ojos.
- Es mucho más simpático que yo, también más zalamero.
- Su nivel de independencia dejaría en pañales al Ulster.
- Es también más inteligente.
- No le importa cantar en público y no lo hace nada mal (nos apaliza con todo el repertorio de Mecano en el Singstar)

También tiene cosas negativas, pero esas las dejo para “broncas” privadas.

Como os podéis imaginar, convivir con un niño con estas características (que además se niega a crecer porque vive de escándalo) y con cuatro más es una fuente continua de diversión y de conflictos, porque además (y en eso si es como yo) desconoce el miedo a lo físico, podría andar por el borde de una barandilla a 30 metros de altura o saltar al agua desde una peña sin echarse atrás.

El mono es un tío deportista (este juega al tenis), charlatán (durante horas), tremendamente activo, despreocupado, optimista y como os decía impulsivo (no se las piensa). ¿Cuál es el gran problema?, no os podéis imaginar lo difícil que es reñirle al enano por subirse a un árbol cuando tu con su edad te habías hecho una casa en otro, o decirle que se calle un poco cuando tu no lo hacías ni bajo agua, o decirle que no sea curioso cuando tu desmontabas juguetes, aparatos variados, la bicicleta… o decirle que no sea chulo cuando tu eras un vacilón.

En fin, que vivimos con un macaco cangrejero, ¿porqué?, otro día os contaré experiencias de estudiante de veterinaria haciendo prácticas en el zoo de Al sur del Sur y mi animal favorito, un pequeño macaco cangrejero que se había ganado el respeto o adulación de su grupo (continuará).
La Banda sonora, no puede ser otra que "Tu y yo" de Mecano.

7 comentarios:

  1. JAJAJA, muy bueno, yo no puedo decir nada porque tanto la princesa como el pequeño budda son clones de mi santa, en lo personal... ya veremos. Un abrazo, nos vemos a primeros....

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  2. Que se puede decir de los hijos....
    ni mis hijos son feos, ni le güelen los peos....jeje
    enhorabuena por la familia que hacéis, como dice Zefe...nos vemos a primeros...jeje

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  3. Muy bonito el post!
    Yo espero que mis lagart-hijas salgan la mitad de moviditas y gamberras que yo...

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  4. Zefe, los cojo... del niño son también de tu Santa, aunque la verdad es que cada uno en vuestro estilo andais bien servidos los dos.
    Gracias Capi, espero que a mitad de agosto sigas pensando igual jajaja
    Camino, un niño quieto... raro, si son moviditas mejor, espero que salgan la mitad de buena persona que la madre.

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  5. Muac!! Guapo (sin dobleces) ;)

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  6. Qué bonita entrada, debe ser un tipo genial tu hijo y por cierto, preciosa canción de Mecano. Un beso.

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  7. ¡Qué suerte para ese niño, tener el padre que tiene! ¡Y qué suerte de padre, tener ese hijo!

    Besos y abrazos para ambos.

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