Mi paso por quirófano en el Hospital General de Al sur del Sur fue breve, sólo tres meses, meses en los que descubrí entre los profesionales a gente buena, mala y regular, del segundo y tercer grupo ya me he olvidado y en el primero debo recordar a dos magníficas personas que trabajaban en el lado oscuro del quirófano que diría la Dra. Jomeini: Pilar (q.e.p.d.) y Abel.
Abel Guerola es de estas personas grande física y mentalmente, capaz de anestesiar a su madre (real) y de tratar con infinita paciencia a los niños y a los mayores, también tuvo que anestesiar en su día a mi madre y siempre le estaré agradecido.
Un día en el quirófano de cirugía general 1, cuando el paciente (un señor mayor) estaba en la mesa, haciendo comprobaciones se detectó un fallo (no recuerdo cual) y era necesario esperar a que mantenimiento lo arreglara para continuar… y el personal SE FUE y dejó al paciente en la mesa de quirófano.
Yo estaba de “circulante” y me acerqué al señor y le expliqué lo poco que podía explicarle, le pregunté si estaba muy nervioso, a lo cual dijo que no, y me puse a charlar con él mientras los ¿compañeros? se tomaban un café. Unos minutos más tarde y mientras los de mantenimiento hacían su trabajo, entró Abel y nos encontró hablando de plantas y flores (el señor era jardinero) y se sentó en una banqueta y se introdujo en la conversación, derivándola poco a poco hacia la anestesia y la intervención a la que se le iba a someter.
Durante unos 15 minutos estuvo dando una clase magistral en lenguaje de la calle, pocas veces he aprendido tanto. Reparada la avería y cuando el resto de “profesionales” entró de nuevo en quirófano, el señor estaba totalmente relajado y tranquilo.
Aquel día como el que ve una película de buenos y malos, recibí una lección de lo que puede ser y casi nunca es el trato médico (léase sanitario)/paciente.
Durante unos 15 minutos estuvo dando una clase magistral en lenguaje de la calle, pocas veces he aprendido tanto. Reparada la avería y cuando el resto de “profesionales” entró de nuevo en quirófano, el señor estaba totalmente relajado y tranquilo.
Aquel día como el que ve una película de buenos y malos, recibí una lección de lo que puede ser y casi nunca es el trato médico (léase sanitario)/paciente.
Dedicado a Miguel Ángel (Mianestesista), ese gaditano, que en sus entradas demuestra esa humanidad que los pacientes buscan en los profesionales de la salud y que estoy seguro, se hubiera sentado en el banco.
Muchas gracias, enfermero9. Es un orgullo para mí que me acojas bajo tu torre gaditana, y que me des cobijo y sombra el día que recuerdas la humanidad que brota frecuentemente en el quirófano.
ResponderEliminarAnestesiar es hacer posible la cirugía y, para que esto ocurra, no bastan sólo los medicamentos.
Los mejores relajantes no se pueden meter en ampollas.
Qué post más maravilloso y qué comentario más entrañable el de NuestroAnestesista. Bravo a los dos!!
ResponderEliminarGusto da pasarse por aquí y aprender cómo se deben hacer y sentir las cosas...
ResponderEliminarNas'noches.
MiAnestesista, leer tu blog un día si y otro también me sirve para recordar que la sanidad tiene como objetivo final el bienestar y si es posible la curación del paciente, esa torre que es tuya (¿a que es preciosa?), es para mi un simbolo de una época de mi vida.
ResponderEliminarGracias Camino, comentarios como el tuyo me sirven para seguir escribiendo.
Maño, la inspiración es de MiAnestesista, del Maño, de la Jomeini y de tantos otros que haceis bien nuestro trabajo.
Muchas gracias por la parte que me toca ;-D. No hay que olvidar nunca que trabajamos con seres humanos. Seguro que tu Abel lo recuerda siempre.
ResponderEliminarLa verdad es que en esos momentos tan estresantes una persona necesita apoyo, comprensión y confianza, y solamente con una conversación puedes propocionar todo eso. Un saludo! :)
ResponderEliminarEnfermero9 lo has bordao...me ha gustado mucho tu post....que grande es el ser humano....
ResponderEliminar¡Bien dicho! ¡Y bien hecho!
ResponderEliminarDe nada Jomeini, con tus entradas también has demostrado la calidad humana (aparte la profesional) que hay en ti.
ResponderEliminarLlevas razón Ana, pero muchas veces vemos "patologías" en vez de personas y eso no es bueno ni con el paciente dormido ;).
Gracias Capi, grande tu.
Paco, como siempre a horas indecentes jejeje, muchas gracias compañero.
soy enfermera, y es tan bello conversar con los pacientes..en lo que trabajan o trabajaban eso les hace sentirse importantes y por momentos se olvidan de sus enfermedades, felicidades enfermero 9, nunca dejes de ser como res, un saludo desde tamaulipas
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