sábado, 29 de mayo de 2010

El Practicante

Mi Padre era “practicante”, años después obtuvo o le convalidaron o no sé, el título de Ayudante Técnico Sanitario (ATS), jamás fue enfermero, ni quiso, él siempre fue practicante.

Mi Padre se levantaba a las cinco o cinco y media para ver a los pacientes con tratamientos de 8 horas (era la época de los antibióticos inyectables), a las ocho entraba en el cuartel (era militar) donde trabajaba hasta las dos, aunque se escapaba 10 minutos antes para llegar a la consulta. “De dos a tres y de ocho a nueve de lunes a viernes, sábados y domingos de diez a once”, así rezó durante años un cartel en la puerta de mi casa.

El salón de mi casa se convertía en sala de espera con frigorífico en ese horario, y un pequeño balcón cerrado era la consulta. Mis recuerdos de niñez eran aquellos ebullidores primero al fuego y luego eléctricos donde se esterilizaban las jeringas de cristal, las agujas reutilizables y el material de curas, eran bateas llenas de cuadraditos de algodón que mi hermana y yo cortábamos por la tarde después de hacer la tarea para que mi padre los tuviera listos, era acompañarlo a los avisos de por la tarde “otra vez un puto tercero sin ascensor”, era colarme en la consulta (cuando me dejaban) y ver cómo curaba con “Mercryl Laurile”, con “Neo Bacitrin”, etc.

Mi Padre fue un gran profesional, no lo digo yo, lo dicen aún (11 años después de su fallecimiento) los pacientes que por cientos atendió en su larga vida laboral. Cuando años después y trabajando en una empresa de urgencias a domicilio he tenido que tratar a alguno de “sus” pacientes dejo de ser el enfermero para volver a ser el hijo pequeño de Don Evaristo, sí con “Don” que eran otros tiempos, esos pacientes que recuerdan que con su mal genio y ceño fruncido jamás dejó de atender a nadie a ninguna hora, ningún día de la semana o del año, sí, fue un gran profesional.

3 comentarios:

  1. Uff...Enferemero9, a mi me inyectaban de pequeña, y cada vez que veía el maletín marrón del practicante me escondía, pero siempre siempre me encontraban...

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  2. Me encanta la palabra: Practicante, es preciosa y me trae recuerdos de la infancia...

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  3. Imaginate lo que era tener el "enemigo" en casa Camino.
    Cualquier cosa menos ATS, pero si, es verdad que la palabra es bonita Miguel Angel.

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