sábado, 7 de mayo de 2011

A cambio de una sonrisa

Iba en la moto, de camino al trabajo, eran las 15:10 y como siempre, dándome patadas. Me incorporo a la Avenida de las Caballerias, exprimo 1ª, exprimo 2ª, empiezo a acelerar en 3ª y cuando voy a adelantar a un ciclomotor, me doy cuenta de que en el asiento de atrás va un pequeño de unos seis o siete años que me mira espectante, reduzco a 2ª, me inclino y con mucho ruido de acelerones... simulo estar conduciendo a tope.

Cuando llegamos a un semáforo, miro al pequeño a los ojos y le digo: ¡vaya!, ¡cómo corre la moto de tu padre!.

Llegué a lo justito al trabajo, pero feliz como un bobo con la sonrisa de orgullo que me echó el chaval, todavía en la memoria.


4 comentarios:

  1. Pero qué majete eres...Fitipaldi!! ;)

    ResponderEliminar
  2. Ainss, lo que hacemos por la sonrisa de un niño, amigo Rafa... por cierto, mañana pasaté por SobreviviRRHHé! que te aseguro que te va a gustar, jejeje...

    ResponderEliminar
  3. Gracias Camino, pero es que los niños....
    Iña-quillo, me tienes intrigado.

    ResponderEliminar
  4. jaja la sonrisa de los peques todo lo puede... besitos

    ResponderEliminar