La sexta

La sexta apareció por mi casa en la primavera de 2010, de forma sutil.

La sexta venía todas las mañanas a una hora fija y esperaba obtener su cuota.

A los pocos días, era yo el que esperaba que llegara, y poco a poco se convirtió en una más de la familia: “la sexta”.

Venía a recoger las migas y los trocitos de pan que le dejaba en el alfeizar de la cocina después de preparar los bocadillos de los niños. Si un día me retrasaba (o durante el fin de semana que no hay cole) al llegar y no encontrar sus migas, se colocaba en la ventana y piaba y piaba hasta que yo aparecía por la cocina y se lo daba.

Siempre ha sido escurridiza, se mantiene a distancia y hace “vuelos estacionarios” mientras saco la mano para dejarle la comida. Es aguerrida, no permite a otros pájaros acercarse y los expulsa a base de carácter y picotazos, es por eso que los niños la bautizaron Mazinger Pepa.

Este verano desapareció, posiblemente se cansó de mi irregularidad (no había colegio) o vete tu a saber y por las mañanas, al tomar mi primer café la echaba de menos.

Hace unos días estando en el salón me pareció escucharla (a eso de las 7:00) y efectivamente, allí estaba ella, en la ventana piando.

Ayer conseguí por primera vez hacerle unas fotos y aunque no son muy buenas por su desconfianza, os las dejo.

Estoy encantado con su regreso.