- Primera hora de la mañana, Juan que ha pasado la noche en un sillón de acompañante en el Hospital (a su padre lo ingresaron hace unos días por “encharcamiento de pulmones”) viene y me pide que le eche un spray “de esos para el dolor en los riñones, que los tiene partíos”. Aprovecha esos minutos para contarme lo que le han dicho en el Hospital “enfermero9, explícame esto de… que no me entero de ná”.
- Manoli viene a tomarse la tensión, ella no es hipertensa pero se encuentra muy rara, tiene 150/70 mmHg y el pulso por encima de 90, ¿algún problema? Le pregunto, y esas dos palabras desencadenan un torrente de lágrimas y algo más de media hora contándome que se está separando y los problemas que ello acarrea.
- Luis viene a reconocimiento, mientras le tomo la TA y le hago el EKG me cuenta orgulloso que lleva ya tres meses sin fumar y se ha apuntado en un gimnasio para no engordar, la vida le está sonriendo y el se la devuelve.
- Juana viene a vacunarse de la gripe y me consulta la dosis de ibuprofeno que puede tomar su hijo de tres años…
- María viene a control de embarazo, está de 21 semanas y me enseña la ecografía que le han hecho en el SAS, cuando cumpla las 22 pasará a situación de suspensión de contrato para evitar riesgos en el embarazo, ya no cuenta los días, cuenta las horas, está feliz y un poco atemorizada, charlamos, reímos y le doy instrucciones sobre el papeleo y los trámites que debe realizar…
Estos son ejemplos de lo que nos encontramos en el día a día de un/a enfermer@ del Trabajo, a las labores de vigilancia de la salud, asistencial y formadora hay que añadir la de escuchante/eslabón cercano de los trabajadores en el mundo de la salud laboral.
Aunque hay de todo, para la mayoría de los trabajadores somos eso, el punto más próximo a ellos en lo que a salud se refiere porque estamos ahí, sin necesidad de cita, nos conocen, los escuchamos, les ayudamos siempre que podemos y somos de lo más parecido a ellos. Para otros es posible que nos vean como “Empresa” y desconfíen pero tras unos años de experiencia, son los menos.
Ni somos mejores ni peores, ni ángeles ni diablos, somos… cercanos, nuestros trabajadores pueden acudir a nosotros subiendo unas escaleras y punto, también se pueden desahogar a salvo gracias al secreto profesional y a veces, algunas veces podemos ayudarlos.
En definitiva, porque los cuidamos.
Muchas gracias enfermero9 por tu reflexión... sin duda ese patrimonio que nos muestras, yo como enfermero lo quiero, no digo que lo quiero en exclusiva, en versión Golum de "mi tesoro", es para compartirlo, porque es demasiado grande y compartiendolo se multiplicaría.
ResponderEliminarUn abrazo.
creo que si escucháramos más, habría menos enfermos...
ResponderEliminarla enfermedad muchas veces se la va provocando el mismo paciente, al no poder exteriorizar los malos rollos de su vida...
creo...
Lo que yo te diga: tiritas para el cuerpo y para el alma.
ResponderEliminarUn botiquín mágico del que sacar palomas, flores y palabras para la oscuridad del día a día.
Un besazo inmenso, "hermanazo"
Rafa, majo, ya me gustaría tenerte a mí por aquí cerquita, jajaja...
ResponderEliminarDías muy ajetreados, sin duda, y sin saber lo que va a pasar y la gente a la que vas a ayudar. Sea como fuere, sabes que la gente acude a tí depositándo su confianza y esperando tu favor.
ResponderEliminarUn saludo!
Somos como las navajas suizas, multifuncionales.
ResponderEliminarUn abrazo Rafa!
El personal de medicina como el de la abogacia es del personal mas querido por los vecinos, para "conversaciones" de ascensor...
ResponderEliminarTodos somos iguales y con los mismos derechos, y deseos de superación!!!!
ResponderEliminarSaludos para todos. Muchas Gracias