Pido perdón por muchas cosas, pequeñas y grandes.
Por preocuparme por el mundo y lo que en el ocurre.
Pido perdón por intentar sentirme como el resto de la gente.
Pido perdón por pedir respeto para los que son como yo, diferente, ni mejores ni peores.
Pido perdón por la oportunidad que, un día, me dio una gran empresa dejándome demostrar lo válida que soy.
Pido perdón por querer y dejarme querer tal y como soy, llena de defectos y aún mas llena de virtudes.
Pido perdón por mi mala dicción y por que algunas personas no me "entiendan" ni me "comprendan".
Pido perdón por tener la familia que tengo, por llevar 25 años luchando por ser "una más" en una maraña de dificultades... perdón por tanto...perdón por respirar, por vivir y, al fin y al cabo, por ser una luchadora, conocedora de obstáculos y experta en como salvarlos.
A quien no pido perdón es a ese señor al que, el pasado sábado , parece que ofendí sobremanera.
Tropezamos su pareja y yo, de forma accidental, y dije: "Un poco de respeto, que soy igual que tu". No se si la señora se ofendió por sentirse comparada a mi, una joven con Síndrome de Down, o sería el a quién no le sentó muy bien. Puso una hoja de reclamaciones en mi trabajo que dice:
"Encontrándome con mi pareja una trabajadora del establecimiento anteriormente citado se refirió a mi pareja insultando y reclamando respeto por un supuesto empujón. Entiendo que la chica es discapacitada pero no creo que sean formas ni maneras de tratar a unas personas que dejan dinero en un establecimiento por lo tanto pretendo llevar esto incluso al juzgado hasta que como mínimo le pida perdón a mi pareja".
No, no solo no le pediré perdón...mi madre dice que no me preocupe, que hay unos señores (se llaman abogados y jueces)... Quizás le puedan explicar que es ofender, que es insultar y sobre todo, pueda comprender por fin donde acaban sus derechos y donde empiezan los míos.
Edith Piaf: No me arrepiento de nada